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                 y practicar el centralismo democrático; ha de ser a la vez democrático
                 y centralizado; un gobierno de este tipo es el más poderoso. La
                 Asamblea Nacional debe representar realmente al pueblo; ha de ser
                 el órgano supremo del Poder, determinar la política fundamental del
                 Estado y decidir sobre las medidas políticas y los planes para la
                 resistencia al Japón y la salvación nacional.
                    4. Política exterior antijaponesa. No conceder a los imperialistas
                 japoneses ninguna ventaja o facilidad, sino por el contrario, confiscar
                 sus bienes, desconocer las deudas contraídas con ellos, barrer sus
                 lacayos y expulsar a sus espías. Concluir sin demora una alianza
                 militar y política con la Unión Soviética y unirnos estrechamente con
                 este país, el más seguro y poderoso, el más capaz de ayudar a China
                 en su resistencia al Japón. Ganar la simpatía de Inglaterra, los Estados
                 Unidos y Francia para nuestra resistencia al Japón, y procurar su
                 ayuda sin menoscabo de la integridad territorial y la soberanía nacio-
                 nal. Para derrotar a los agresores japoneses debemos apoyarnos
                 principalmente en nuestras propias fuerzas; pero no se puede prescindir
                 de la ayuda extranjera, y una política aislacionista sólo beneficiaría al
                 enemigo.
                    5. Proclamación y puesta en práctica inmediata de un programa
                 para el mejoramiento de las condiciones de vida del pueblo. Empezar
                 por los siguientes puntos mínimos: supresión de los impuestos y
                 contribuciones exorbitantes; reducción del arriendo de la tierra;
                 restricción de la usura; mejoramiento de las condiciones de vida de
                 los obreros, de los soldados y suboficiales y de los empleados, y asisten-
                 cia a las víctimas de las calamidades naturales. Estas nuevas medidas
                 aumentarán el poder adquisitivo del pueblo, harán prosperar el
                 comercio y animarán la actividad financiera, y de ningún modo des-
                 quiciarán las finanzas del país, como alegan algunos. Esas medidas
                 acrecentarán ilimitadamente nuestra fuerza para resistir al Japón y
                 consolidarán los cimientos del gobierno.
                    6. Educación para la defensa nacional. Reformar radicalmente
                 la política y el sistema educacionales. Renunciar a cuanto no sea
                 urgente y a todas las medidas irrazonables. Los periódicos y publica-
                 ciones, el cine y el teatro, la literatura y el arte deben todos responder
                 a los intereses de la defensa nacional. Prohibir la propaganda de los
                 colaboracionistas.
                    7. Política financiera y económica de resistencia al Japón.
                 La política financiera debe fundarse en el principio de “quien tenga
                 dinero, que contribuya con dinero”, y de confiscar los bienes de los
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