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                tinuaremos, con el esfuerzo máximo y la mayor paciencia, dirigiendo
                al pueblo en la lucha por impedir la guerra civil. Sin embargo, hay
                que tener conciencia clara de que el peligro de guerra civil es extrema-
                damente grave, porque la política de Chiang Kai-shek ya está es-
                tablecida. La  política  de Chiang Kai-shek es la de guerra civil.
                Nuestra política, la política del pueblo, está en contra de la guerra
                civil. Los opositores de la guerra civil son solamente el Partido
                Comunista de China y el pueblo chino; ¡ lástima que no estén incluidos
                entre ellos Chiang Kai-shek y el Kuomintang! De este modo, un
                lado no quiere combatir y el otro sí. Si ninguno de los dos quisiera,
                no habría combate. Ahora, como sólo un lado está en contra y este
                lado no es aún lo suficientemente fuerte para meter en cintura al otro,
                el peligro de guerra civil es sumamente grave.
                   Nuestro Partido señaló a tiempo que Chiang Kai-shek persistiría
                en su política reaccionaria de dictadura y de guerra civil. Antes del
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                VII Congreso Nacional del Partido , durante el Congreso y después
                de él, realizamos un trabajo considerable para alertar al pueblo contra
                el peligro de guerra civil, a fin de que todo el pueblo, los miembros
                de nuestro Partido y nuestras tropas se encontraran moralmente pre-
                parados con anticipación. Es éste un punto muy importante; hay
                un mundo de diferencia si existe o no tal preparación. En  1927,
                nuestro Partido estaba todavía en su infancia y no se hallaba moral-
                mente preparado ni en lo más mínimo para enfrentar el sorpresivo
                ataque contrarrevolucionario de Chiang Kai-shek. En consecuencia,
                los frutos de la victoria conquistados por el pueblo pronto se perdie-
                ron, el pueblo padeció largos sufrimientos y una China esplendorosa
                fue sumida en las tinieblas. Esta vez las cosas son diferentes;
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                nuestro Partido ha adquirido la rica experiencia de tres revoluciones
                y un grado mucho más alto de madurez política. En repetidas
                ocasiones, el Comité Central del Partido ha explicado claramente
                el peligro de guerra civil de modo que todo el pueblo, todos los
                miembros del Partido y las tropas dirigidas por éste se encuentren
                preparados.
                   Chiang Kai-shek trata siempre de arrebatar al pueblo cada átomo
                de poder y cada átomo de sus conquistas. ¿Y nosotros? Nuestra
                política es la de responder medida por medida y luchar por cada
                pulgada  de  terreno. Actuamos  a  su  manera.  El  trata  siempre  de
                imponer la guerra al pueblo, con una espada en la mano izquierda
                y otra en la derecha. Nosotros también empuñamos las espadas,
                siguiendo su ejemplo. Hemos encontrado este método sólo después
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